Estrategias para un laboratorio más sostenible

Por Kevin Ritchart.

Si bien muchas personas han adoptado un estilo de vida más sostenible en sus hogares, la práctica de crear y mantener hábitos sostenibles en el laboratorio dista mucho todavía de ser una realidad. Junto con las necesidades cada vez mayores de electricidad y agua, el predominio de los plásticos de un solo uso contribuye además a aumentar la cantidad de residuos que se generan en el laboratorio.

En los últimos años, cada vez son más los científicos de todo el mundo que dicen haber tomado conciencia de este creciente problema y que deciden analizar más a fondo la manera en que trabajan en el laboratorio y las medidas que pueden adoptar a fin de reducir su impacto medioambiental. El personal de laboratorio se compromete por tanto con estrategias de sostenibilidad y se une al movimiento para un «laboratorio ecológico».

Los jefes de laboratorio toman decisiones sostenibles para las que tienen en cuenta el panorama completo. Así, contribuyen a garantizar que su centro aporta su granito de arena para crear un impacto positivo en el medio ambiente.

«Según apuntan determinados estudios, los edificios de laboratorios consumen 10 veces más energía y prácticamente 4 veces más agua que los entornos de oficinas».

Comprobar la etiqueta

Etiqueta ACT

 

Las etiquetas Energy Star y ACT facilitan el proceso de identificación de productos más sostenibles para el laboratorio. Energy Star es una designación de eficiencia energética creada por la Agencia de protección medioambiental de los EE. UU. y el Departamento de energía de dicho país destinada a destacar los equipos que cumplen con determinadas normas.

Aunque a la mayoría de las personas no le resulta extraño adquirir electrodomésticos con la certificación Energy Star para sus hogares, estas designaciones acaban de llegar ahora a los laboratorios. Productos como ultracongeladores ahora incluyen la clasificación de Energy Star para ayudar a los jefes de laboratorio a decidir qué productos adquirir. La etiqueda ACT es similar en muchos aspectos al esquema de etiquetado nutricional de alimentos, pero en este caso compara los productos de laboratorio en función del impacto medioambiental de su fabricación, uso diario y eliminación.

Esta etiqueta la verifican organismos independientes y está diseñada para ayudar a los científicos a tomar decisiones de compra definidas en función de los objetivos de sostenibilidad.

Estrategias sostenibles

Además de utilizar productos sostenibles, existen diversas estrategias para hacer del laboratorio un lugar más sostenible. Para transformar la cultura de su centro hacia un enfoque más sostenible, los jefes de laboratorio deben aumentar la concienciación sobre el impacto medioambiental del laboratorio e identificar las oportunidades de conservación. Y un punto evidente por el que comenzar son los residuos.

Si bien la definición general de residuo es todo aquello que queda tras el reciclaje, la reutilización y el compostaje, la definición para el laboratorio incluye elementos que no se utilizan en todo su potencial. Por ejemplo, comprar productos innecesarios, mantener productos que no se utilizan y derrochar los recursos disponibles.

Para reducir la cantidad de residuos que generan, los laboratorios pueden seguir estas estrategias:

  • Considere la posibilidad de compartir equipos. Considere si es posible compartir equipos entre laboratorios y hágalo siempre que sea posible. La Universidad de Colorado-Boulder ha creado dos programas de este tipo con gran éxito, uno para compartir el espacio en los ultracongeladores y otro para el uso común de cabinas de seguridad biológica.

  • Aprenda a desprenderse de lo innecesario. Identifique los artículos que ya no necesita y considere la opción de donarlos. Existen organizaciones sin ánimo de lucro que realizan donaciones a científicos necesitados o a laboratorios de química de institutos de secundaria.

  • Utilice lo que sea estrictamente necesario. A menos que tenga que dejar en uso un equipo durante la noche, apáguelo cuando haya acabado de utilizarlo. Si el laboratorio dispone de una iluminación ambiental adecuada, considere la opción de apagar algunas de las luces del techo, o todas. Plantéese la posibilidad de utilizar otros métodos de refrigeración de reacciones que consuman menos agua. Muchos laboratorios no necesitan en realidad toda la electricidad o el agua que consumen habitualmente.

  • Recicle todo lo que pueda. Considere la opción de utilizar aparatos reutilizables. En el caso de los productos que no puedan reutilizarse, piense si puede reciclarlos. Existen programas de reciclaje de equipos de protección individual y de cajas para puntas de pipetas.

Estos son solo algunos ejemplos de estrategias que pueden hacer de su laboratorio un lugar más sostenible.

Las ideas para el contenido de este artículo se han extraído de diversas fuentes, como por ejemplo «Building a Culture of Sustainability», Lab Manager, 20 de marzo de 2019; y «Making Sustainable Labs a Reality», Lab Manager, 1 de abril de 2020.

Kevin Ritchart es redactor de contenidos de Fisher Scientific.

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